Como preludio al espectáculo "Obsesiones", dirigido y protagonizado por Carlos Martí, que tendrá lugar el 18 y 19 de febrero en el Teatro Ideal de Baza, esbocemos unas pinceladas sobre Maupassant.
El
rincón de Maupassant
Guy de Maupassant |
Todo
autor ha de realizar un ejercicio de separación, de aislamiento,
para alcanzar una visión con perspectiva e interpretar, a través
del lenguaje, el mundo que le rodea. El hombre que se aparta de la
sociedad para crear un producto dirigido a la propia sociedad de la
que se separa. La soledad no implica la desconexión de la sociedad,
pues cualquiera sabe que el hombre, en medio de la sociedad, puede
sentirse radicalmente solo, como apreciaba Schopenhauer.
Pero
no hace falta practicar un eremitismo militante, huyendo de la
civilización, basta con sumergirse en el propio abismo del interior
humano, para alcanzar la perspectiva necesaria. El hombre, así,
cobijado en su ricón, se refugia de forma excluyendo a sus
semejantes, conviviendo con sus recuerdos de forma muy íntima. Guy
de Maupassant, en sus cuentos, nos conduce a la naturaleza humana del
hombre. Siguiendo la pauta de otros literatos de la época fue un
maestro en introducirse en los recovecos del alma humana. La crítica
siempre ha asociado, sobre todo sus cuentos fantásticos, a su propia
enfermedad mental. No obstante, sus cuentos están impregnados de las
preocupaciones en la Francia de su tiempo, como la guerra contra
Prusia primero y Alemania después, las crisis económicas, el
desencanto de las clases obreras o la fascinación por la ciencia y
la tecnología como elementos necesarios para el desarrollo social.
Edición de la Ed. Páginas de Espuma |
A
pesar de todo, Maupassant se acercará al positivismo en su
concepción de una ciencia capaz de explicar no sólo los fenómenos
naturales, sino también el comportamiento humano. Y será un gran
vitalista, en el sentido de Nietzsche, en cuanto a la afirmación de
la vida como elemento irreductible a categorías y que está en los
organismos vivos. Se encuadra, de esta manera, en la corriente
romántica, en cuanto a la esperanza de liberar al hombre para
conseguir su pleno desarrollo que le diera armonía y estabilidad
emocional. Pero ese ansia de buscar los placeres no sólo estará
cuestionando la moral sino que además advierte que es vana esa
búsqueda, pues existe una imposibilidad manifiesta de alcanzar
aquello que se desea. Desde esta perspectiva, Maupassant, en su
personal análisis del ser humano le conduce a establecer un
pensamiento contradictorio, decepcionado por la condición humana,
donde la vida humana aún siendo en sí misma un valor biológico, es
absurda, ya que todos los hombres están condenados a la muerte y al
sufrimiento, lo que condiciona cada uno de sus actos, en una
existencia marcada por el dolor.
Maupassant
nos presenta en sus personajes a hombres que acaban siendo
destrozados por su pensamiento, en una secuencia de deterioro y
degeneración. Aquí es donde se encuadra ese terror que asola sus
cuentos fantásticos, donde la locura es fruto de la desintegración
humana, que acaba con cualquier atisbo de razón y que presenta unos
personajes que se autoaniquilan sufriendo un miedo profundo y
confuso. Maupassant concibe sus cuentos para alterar al lector,
inoculando una profunda desazón, sin dudar en añadir elementos
sobrenaturales, que trastocan cualquier punto de referencia racional.
El relato en primera persona realza esa alteración donde los
personajes se manifiestan con una mente realista, de corte
positivista, pero afectada por una profunda patología en un
desequilibrio enfermizo. Esta atmósfera plantea cómo el hombre es
capaz de las acciones más crueles y de atrocidades inimaginables que
Maupassant es capaz de describir con inusitada brutalidad, incluso
con tintes de humor negro y truculento, como en los cuentos que
integran “Obsesiones”, sobre todo en el último, titulado “Un
loco”.
Maupassant
y el teatro
Sin
duda que ese acercamiento a las profundidades ocultas del ser humano
y su originalidad en su narrativa personal ha sido una de las causas
por las que Maupassant fue muy popular en su época y, aún sigue
siéndolo.
Además,
como señala Isabel Veloso, su obra está caracterizada por
- una tradición romántica, manifestada en su estrecha vinculación con la naturaleza y sus elementos fantásticos
- la asunción de criterios positivistas, al dotar al conocimiento de una base esencialmente sensorial;
- una estética impresionista, al querer captar la realidad en un momento preciso y fugaz, traduciendo las impresiones experimentadas ante la naturaleza;
- una recreación simbolista del universo, producto de la abundancia de imágenes poéticas, voluntariamente alejadas del objetivismo naturalista;
- un adelanto del surrealismo que habría de llegar y que Maupassant roza en sus incursiones por el subconsciente y en temas anejos como el de la locura o el sueño.
Lo
que le configura como uno de los autores fundamentales de la
literatura universal de finales del siglo XIX. Universalidad que se
ha plasmado en una infinidad de adaptaciones ha otras esferas
artísticas, como el cine, el teatro o el cómic
Cartel de "Obsesiones" |
“Obsesiones”,
la apuesta de Carlos Martí (Teatro Ideal de Baza el 19 y el 20 de
febrero a las 21.00 horas), se une a una larga lista de propuestas
teatrales que han adaptado cuentos de Maupassant. Una de ellas es la
de “Hotel Comercio”, una versión del cuento “Bola de Sebo”,
que se estrenó en el Teatro Reina Victoria de Madrid en 1973,
escrita por Fritz Hochwalder, cuya versión castellana la realizó A.
Sotomayor, obra de gran intensidad y que las crónicas de la época
la calificaban como una espléndida adaptación del cuento y cómo se
presentaba en escena a unos personajes movidos por sus instintos de
codicia, y donde se presentaban envueltos en los enfrentamientos
sociales. La obra fue un encargo del productor teatral Rafael Alonso
y fue dirigida por Ricardo Lucía, con un reparto encabezado por la
actriz Queta Claver (que debutara en 1950 en la compañía de Rafael
Rivelles y que falleciera en 2003)
Otro
ejemplo fue la comedia´en tres actos de Serrano Anguita titulada “15
diamantes”, estrenada en el Teatro Rialto de Madrid en 1947,
inspirada en la obra de Maupassant “La joyas”, aunque las
críticas no fueron muy favorables (diálogos extensos, exceso de
riñas domésticas, acciones previsibles con final anunciado),
presentaba a unos personajes alterados por la codicia, en busca de un
placer inalcanzable, en acciones resueltas con humor y donde destaca
el trabajo escénico del elenco encabezado Carmen Carbonell (Una de
las divas del teatro español que debutara en 1914 con tan solo 14
años y que falleciera en 1988) y Antonio Vico (perteneciente a una
familia de actores que falleció en 1972)
Referencias:
Loreal y lo fantástico en Guy de Maupassant, por Isabel
Veloso Santamaría
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